El Pulguita y su paso a paso camino al cielo

De Cátedra, te muestra la actuación del Pulguita Rodríguez en la selección de D10s. Si bien es cierto que no puede hacerse un análisis exhaustivo de su producción debido a que le tocó ingresar con el partido resuelto –e inmerso en los numerosos cambios que fue implementando el Diego-, se notó una diferencia importante entre los que arrancaron jugando y los que ingresaron por las cuestiones lógicas de confianza que genera en un futbolista el hecho de ser titular.

Cabe destacar también que no ingresaron todos los suplentes (se quedaron con las ganas el arquero Cristian Campestrini, de Arsenal; más Cristian Villagra de River), y que el Diez hizo ingresar al héroe de toda nuestra provincia a poco de iniciarse el segundo tiempo. Con ustedes, las cifras precisas del entonado Luis Miguel Rodríguez que una vez más nos hizo cantar de alegría:

Minuto a minuto del Pulguita en cancha:

12´50”: Ingresa al campo de juego, reemplazando a Gabriel Hauche.

13´48”: Bochazo impreciso al área de Ghana, se lleva por delante a un defensor que cae al piso (mirá que hay que tirar a un africano ¿eh?) y la pelota es rechazada sin problemas.

15´12”: Toca por primera vez el balón, mete un pase con tres dedos (dejando su sello de entrada diríamos) en profundidad que anticipa la defensa.

15´35”: No llega a una metiendo un pique corto, lateral para los Ghaneses.

16´27”: Cede a Monzón que lanza un pelotazo frontal; y cuando picaba el Pulga habilitado, Boselli queda fuera de juego invalidando la acción.

24´53”: Baja la pelota, tira un caño que no prospera y se va al lateral africano la bocha.

29´26”: Se la da redondita a Braña con un toque cortito.

30´08”: Pase a los pies de Vangioni.

32´38”: Méndez saca un lateral; toque del Pulguita, devolución del pelado Jesús y el Simoqueño mete centro. La pelota es rechazada por la defensa y va a buscarla él mismo, gana la posición y Daniel Yeboah (defensor africano, ¿a alguien le importa el nombre?) la manda al córner un instante antes de hacerle penal al héroe tucumano.

36´13”: Lateral argentino, la cámara se queda con Maradona; que grita: “¡Buscálo al Pulga!”. En efecto la número cinco va en dirección a Luis Miguel que la baja con el pecho y la termina rechazando un defensor.

41´03”: La gente en el estadio se para. Pienso, imagino Simoca. Tras cesión de Méndez, el Pulguita devuelve de taco “limpiando” la entrada del volante de Central. Al "dolape" le sale mal un fallido centro/tiro al arco que controla Mc Carthy (bué…, el arquero ghanés). Aplausómetro en el estadio para la jugada (fundamentalmente al Simoqueño por el lujo claaaaaro).

42´48”: Devuelve a Méndez que saca el centro y Vangioni cabecea afuera.

45´17”: Pérdida de la pelota al lateral del orgullo tucumano.

Se mostró movedizo, no le llegó mucho la pelota, pero se dio maña para mostrar su participativa intención. Maradona le pidió que se recueste por la derecha y por momentos se entendió bien con Méndez jugando a un toque.

Integró la selecta lista de los ocho apellidos que jugaron por primera vez en la selección junto a: Insaurralde, Vangioni, Pérez, Gaitán, Méndez, Boselli, y Hauche.

Si tuviéramos que calificarlos individualmente, seguro, seguro no fue menos que ninguno. A lo mejor Hauche sacó una lucecita de ventaja por lo del primer tiempo. Claro que hay que decir que el Gaby de Argentinos arrancó como titular. Y agregar que el jugador de los Bichos tuvo un par de situaciones claras y no mojó. Además el Mauro de Estudiantes tuvo una bajo el arco y la desperdició. Si le hubiera tocado una al Pulguita…

Tras el mágico día de la convocatoria oficial -24 de Septiembre, justo el de la Batalla de Tucumán- la provincia entera se unió en pos de un solo objetivo, o sea unos minutos para que El Pulguita librara su lucha de participar en el campo (de juego, obvio) por una oportunidad de mostrar la picardía y el fútbol que Dios le elogió.

Luis Miguel jugó como vivió los últimos días, tranquilo, sencillo y muy seguro de sí mismo. Pasó muchísimos obstáculos para cumplirse el sueño a sí mismo y a su pueblo natal. Fueron larguísimos escalones disfrazados de nubes que lo encaminaron al paraíso.

Es que el reino celestial de un tal Diego Armando lo esperaba en Ezeiza. Allí también es todo celeste y blanco como en nuestros corazones que aún cantan emocionados. Igual que en veinticinco de mayo y chile…