A sacarse la bronca con fútbol

Cada vez es más difícil hacer análisis de los partidos sin caer en la impotencia por los fallos arbitrales, siempre polémicos, siempre en contra. Esta vez no fue la excepción. Sin embargo, y a pesar de la calentura que nos invade, intentaremos analizar el juego de nuestro Decano querido, que en esta ocasión volvió a mostrar algunos pasajes saludables de buen fútbol, algo que no ocurría hace fechas, si no me falla la memoria, desde el partido frente a Lanús.
Por momentos, y sobre todo al comienzo del segundo tiempo (el primero no había sido bueno), parecía que Atlético había recuperado la memoria y volvía a ser el equipo agresivo que fue noticia nacional a comienzos del campeonato. Atacando por los extremos, abriendo bien la cancha, con el Seba Longo y César Montiglio como ejes en salida, y un mediocampo enchufado con un Diego Erroz cada día más imprescindible.
Pero promediando este segundo período, dio la sensación que el equipo, de un momento a otro, se apagó. Como que el cansancio o la impotencia -tras haber errado goles claros- invadió a los jugadores. Muchos en la tribuna acusaban problemas físicos, otros apuntaban a la falta de ideas. Lo cierto es que Vélez, equipo complicado si los hay en nuestro fútbol, aprovechó ese desconcierto y de a poco se fue adueñando del tramo final del encuentro, hasta que llegó el papelón de la última jugada.
En estos momentos en las que las cosas no salen como se espera, es inevitable pensar en jugadores que no tienen su chance, caso Matías García -sólo tuvo un tiempo frente a Godoy Cruz y algunos minutos frente a Newell´s con el partido ya definido-, Emanuel Gigliotti que anda derecho en las prácticas desde hace tiempo al igual que Jonathan Blanes, sólo por nombrar algunos. Más de allá de los increíbles fallos en contra, es evidente que algunas decisiones del cuerpo técnico no son acertadas: tantos cambios drásticos quizás afecten la confianza del grupo. Lo positivo es que hay plantel para afrontar el momento y salir adelante, de eso no hay dudas. Obviamente que bajo condiciones normales, ya que con personajes como Faraoni, Abal o Lunati, todo será cuesta arriba.
Pero ya lo tenemos asumido. Estamos hecho a medida de las adversidades, por ello no dudamos en que saldremos de esta, como se salió de tantas más difíciles. Sólo es cuestión de cortar esta racha y que mejor para hacerlo que frente a Racing, un grande de nuestro fútbol que también está pasando un momento difícil. Con la fe y lealtad que nos hace únicos e inimitables vamos a decir presente en este sábado en el Cilindro de Avellaneda y desmostraremos que estamos con este equipo más que nunca. Volver con los tres puntos, si se mantiene el nivel mostrado al comienzo del segundo tiempo y se recupera la memoria, no es nada imposible. Siempre y cuando el árbitro, Baliño en este caso, haga el intento de impartir justicia dentro de la cancha, aquello por lo que se hicieron jueces. ¿Qué lejana parece esta idea, no?